lunes, 7 de septiembre de 2009

BARRIL SIN FONDO





Buscar soluciones para querer sacar adelante a un país como lo es el caso de los conocidos planes de vivienda, no va a ser posible si no somos capaces de ahondar en la historia social, económica y política de Argentina.




Podría decirse que la situación actual en Argentina es producto de la historia política, económica, ideológica y social, con todo lo que ella implico: personas que subieron al poder valla uno a saber con que intención, y terminaron llevando al país al lugar en donde esta en este momento, y que hacen que hoy, Argentina este tan dividida social y económicamente, que los hábitos y
costumbres estén trastornados y que la gente hoy sea como es y no ayude realmente al
crecimiento de la Republica como país.
El gobierno de la nación ha impulsado innumerables planes desde hace tiempo con el objeto de
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, de crecer o incentivar a la gente a querer crecer y
autoabastecerse.
Hay uno que puntualmente llama la atención, y son los llamados Planes de vivienda en Argentina, entre los que se pueden mencionar el Programa

Federal de Emergencia Habitacional, Fondo Nacional de la Vivienda – FONAVI, Programa Federal de Mejoramiento de Viviendas, rograma de Desarrollo Social en Áreas Fronterizas del Noroeste y Noreste Argentinos – PROSOFA, entre otras.

Ahora bien. Lo interesante seria destacar las consecuencias de estos planes…¿Son positivos o negativos para el verdadero desarrollo del pais? ¿Hasta que punto son
una ayuda para las personas y hasta que punto dejan de serlo para transformarse en otra cosa?
Veamos, por un lado podría decirse que la creación de estos planes permite
una intervención a favor de la inclusión social y la consolidación del hogar como núcleo familiar, generando mayor equidad social y un apoyo a la expansión de la industria de la construcción. De ese modo la vivienda se constituye en una fuente intensiva de la creación de puestos de trabajo.
Por un lado entontes, las personas incapaces de acceder a un bien como es el hogar por motivos económicos, tiene la posibilidad de, a través de posteriores negociaciones contar con una casa, con todo lo que ello implica. Tal como se menciono anteriormente, hay mas inclusión social y por consiguiente se sienten mas útiles e iguales que el resto de la sociedad, lo que en teoría llevaría a la
posterior motivación, impulsándolos a trabajar y a retribuir este “favor” haciendo cosas por la sociedad, eliminando parcialmente la vagancia, el ocio constante, los vicios y los malos hábitos que solo generan las distancia entre una clase social y otra.
Además, impulsar planes como estos implica toda una puesta en marcha por parte de las empresas constructoras, generando miles de puestos n
uevos de trabajo y un gran movimiento de dinero destinado casi totalmente a mejorar las condiciones tanto económicas como sociales del país. Podría decirse que es una política de desarrollo, viéndola desde ese punto de vista totalmente positiva, con objetivos pura y
exclusivamente impulsadores al desarrollo y al crecimiento del país.

Ahora bien. Como todo plan de acción, tiene su contraparte. ¿Hasta qué punto estos planes de viviendas o los planes propuestos por el Gobiernos creados para potenciar el mejoramiento de la condición social económica y política del país son netamente positivos?
Comenzamos hablando de hábitos y consumos impuestos en nuestra República. Es casi imposible darse vuelta y no mirar que muchos de estos planes, por mas ventajosos que resulten para
ambas partes (políticos y civiles) tienen cierta parte oscura, o cierta sombra que solo afecta también al crecimiento del país.
Punto uno. Si bien estos planes están pensados para jefes y jefas de familia en su mayoría incapaces de acceder a estas viviendas por cuenta propia, no hay que dejar de lado su historia, sus formas de vida, de pensar y de sentirse en esta Argentina de hoy.
Anteriormente mencionábamos que la creación de un proyecto como este tendría como consecuencia la motivación de las partes beneficiadas para querer, por ejemplo, ejercer algún empleo (de cualquier tipo) o en otros casos, (como lo son los planes para gente de clase media baja) generarles conciencia y que puedan acceder a este beneficio abonando su hogar en innumerables cuotas fijas y bajas.
Muchas de estas personas ya se han acostumbrado a vivir en la indigencia, o simplemente a no trabajar. Son personas mal acostumbradas, sin ningún tipo de educación y mucho menos la conciencia necesaria para querer realmente retribuir de alguna forma estas oportunidades que se les fueron dadas. Simplemente están “peleados” con el resto de la sociedad, son personas enojadas, que se sienten apartadas, excluidas y diferentes, no tienen motivación alguna porque simplemente, por las circunstancias de la vida y de la sociedad en que vivimos, no se sienten útiles.
Las consecuencias más visibles son
-No respetan los acuerdos impuestos por el Gobierno.
-Remodelan los hogares “ampliándolos” con chapas, piedras, hojas (como estaban acostumbrados a que sus refugios sean)
-En algunos casos, se sienten todavía mas excluidos lo que conlleva a frustración.
-Comienzan a sentir que la obligación del Estado es brindarles ese tipo de bienes, o a exigir, por ejemplo, lo que les corresponde del Plan Jefas y Jefes, por lo tanto no salen a buscar trabajo o a intentar reproducir con ese monto que les fue brindado.


Todos y cada uno de los planes propuestos y llevados a cabo por el Gobierno, nunca van a poder exclusivamente ser positivos si en la balanza se pone la historia del País, los actos que llevaron a los Argentinos a tener un modelo de pensamiento ya instalado, la falta de compromiso tanto de los gobernantes como del resto de la sociedad, la brecha abismal terriblemente instalada entre las clases sociales que solo generan mas inestabilidad, rencores y miedos entre los componentes de esta tierra.

Es casi imposible y un circulo vicioso interminable querer llevar adelante un país (de la forma que sea, aquí como modo de ejemplo propusimos estos tipos de planes) si de verdad no se genera conciencia en los ciudadanos, nosotros, responsables de nuestra cultura y sociedad, si no se dejan de lado las diferencias o semejanzas entre unos y otros y comenzamos a funcionar realmente como un motor humano para poner en marcha el crecimiento de este país que no es otra cosa que el verdadero hogar que se nos fue entregado para poder vivir dignamente.

Fuentes:
CARLOS PALACIO LAJE - ABOGADO
MARIO LÓPEZ VILLAGRA - ABOGADO
PAGINA DEL GOBIERNO DE LA NACIÓN



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